jueves, 20 de noviembre de 2008

San Genet

Genet no tiene madre ni herencia: ¿cómo puede ser inocente? Con su sola existencia perturba el orden natural y el orden social.

Nosotros, los que hemos nacido de la especie, tenemos el orden de continuar la especie; Genet, nacido sin padres, se dispone a morir sin descendencia. Su sexualidad será tensión abstracta y esterilidad.

El niño adivina que una mujer lo arrancó de ella, muy vivo y muy ensangrentado, para enviarlo a rodar fuera del mundo y se siente maldito: desde su nacimiento es el mal amado, el inoportuno, el supernumerario. Indeseable hasta en su ser, no es el hijo de esa mujer; es su excremento. Genet se comparará más tarde con una inmundicia, con un desperdicio.

Privado de todo por la bondad de los demás, Genet expresará su aborrecimiento de toda generosidad que se ejerce de alto abajo: “La señora es buena. La señora nos adora. Nos quiere como a sus sillones…como a su bidet, como al asiento de porcelana rosada de sus letrinas. Y nosotros no podemos amarnos…la mugre no ama a la mugre. Es fácil ser buena, y sonriente y amable cuando se es bella y rica. ¡Pero ser buena cuando se es una criada!”. Una dama le dijo: Mi criada tiene que ser feliz pues le doy mis ropas. Muy bien – replicó el - ¿pero le da ella las suyas?.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Nuestro salto al vacío



Somos Aless, Sara, Sergio, Pablo, Mireia, Farah, Carmela, Alberto y el Hondy Rallado.
Estamos dando nuestros primeros saltos al vacío.

El azul es lo invisible tornándose visible


International Klein Blue

La luz va a confesarlo todo

Es peligroso. Estoy segura de que hemos dejado huellas. Por tu culpa. Siempre las dejamos. Veo un montón de huellas que nunca podré borrar. Y ella, se pasea en medio de todo esto amaestrándolo. Lo descifra. Coloca la punta de su pie sonrosado sobre nuestras huellas y una tras otra nos descubre. Por tu culpa, la señora se burla de nosotras. La señora lo sabrá todo. Ella no tiene más que llamar para ser servida. Se enterará de que nos ponemos sus vestidos, de que robábamos sus ademanes, de que seduacíamos a su amante con nuestras zalamerías. Todo va a hablar, Clara. Todo nos acusará. Las cortinas con la señal de tus hombros, los espejos con la de mi cara, la luz acostumbrada a nuestras locuras. La luz va a confesarlo todo. Por tu torpeza todo se echa a perder.