martes, 4 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
No conocemos al enemigo sino por comparación con nosotros mismos: imaginamos sus intenciones por las nuestras, les tendemos trampas en las que sabemos que caeríamos en su lugar y renunciamos a las que habríamos tendido; el enemigo es nuestro hermano gemelo, nuestra imagen en el espejo.