miércoles, 10 de diciembre de 2008
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No conocemos al enemigo sino por comparación con nosotros mismos: imaginamos sus intenciones por las nuestras, les tendemos trampas en las que sabemos que caeríamos en su lugar y renunciamos a las que habríamos tendido; el enemigo es nuestro hermano gemelo, nuestra imagen en el espejo.
1 comentario:
Desde mi rincón, desde ésta, mi pequeña atalaya en la que los sueños crecen sin cesar, os deseo suerte y un trabajo bueno y bello. Paz, amor y mucha mucha libertad. Besos y abrazos para todos.
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